domingo, 10 de abril de 2011

El águila de las muertes

Qué acertados han estado algunos ondenado banderas de España, con el águila como estandarte, a la manifestación de las víctimas del terrorismo. No hay un símbolo más adecuado para recordar la muerte y la opresión que ése, el del águila. Porque, otra cosa a lo mejor no, pero el águila lleva en sus zarpas la historia escrita con sangre.
Y, ahora, en tiempos de campaña, está muy bonito eso de tirarse a la calle y afligirse por los inocentes. Sobre todo, justo justo en el ahora de ahora, cuando hace poco que El Mundo volvió a remover lo del caso Faisán y las conversaciones del Gobierno con ETA.
ETA es una mancha entre nosotros. Ya no hablo de España, como tal, hablo del mundo. Todo terrorismo/fanatismo/radicalismo es una mancha. Sin excepciones ni justificaciones. Las guerras son cánceres en el cuerpo de una sociedad, que van comiéndose sus células buenas. Las águilas también. Víctimas del terrorismo podemos ser todos. Es un problema humano, de falta de humanidad. No político. Es tan malo justificar la muerte de otros basándose en la política, como excluir la oponión de otros basándose en la política. 
La mayoría de los vascos no quieren que ETA exista. No olvidemos, además, que muchos han sido amenazados, obligados a pagar cuotas, extorsionados... No hay solidaridad para ellos, que viven el pánico de ETA cada día. CADA DÍA. Cada mañana, desde que se levantan. No la hay, cuando las banderas son españolas y llevan un águila en la franja amarilla. Estas manifestaciones son sectarias en el mismo momento en que aceptamos que es un problema político, de mapas políticos, de separaciones en las líneas del mapa que indican dónde acaba y dónde termina un país. No. Esto es un problema humano, de personas matando a personas. Sin justificación para ello. En el instante en que aparece una bandera de España en un acto de rechazo a la violencia, se está reafirmando y aceptando las mismas teorías de los asesinos. 
Querer la independencia no es querer la violencia. No tiene por qué ser así. 
¿Qué creen que hubiese ocurrido si algún grupo llevase las ikurriñas en la manifestación? Revuelo, ardor, rencor, enfrentamientos... ¿Por qué? ¿Por qué pesamos los que no entendemos el deseo de independencia del pueblo vasco que la solidaridad con las víctimas y la protesta hacia los asesinatos son exclusivamente nuestros? ¿Por qué no consideramos que existe una postura intermedia?
Lo único que logramos actuando de esta manera es segregar y hacer que aquellos que desean ver al País Vasco como un país diferente se decanten por no luchar contra el grupo terrorista, esconderse y aceptarlo. Damos la razón a ETA, alimentamos el problema de fondo abriéndole la jaula al águila.VALIDAMOS A ETA.
Caemos en la trampa como imbéciles. ETA, además de un grupo terrorista, es una empresa. Muchos viven de ETA. La cúpula, los que mandan a sus perros a poner las bombas, vive de la organización. Si ellos justifican la violencia con cuestiones políticas, y nosotros les reafirmamos esos motivos, ¿qué pretendemos arreglar?
Dejemos al águila en casa, señores, dejemos también las banderas. Esto no se trata de partidos, ni de mapas, ni de fronteras. Ya está bien de frivolizar, de manipular a los familiares de las víctimas, de hacer demagogia o política del sufrimiento.
Son vidas humanas. Qué mal país es éste si se rebañan votos a costa de la sangre.

1 comentario:

  1. Sin duda alguna, el término medio, como dijo Aristóteles en su día, sería la manera más eficiente de llevar un país, pero no sólo por políticos, sino por todos aquellos que basándose en ideologías políticas, religiosas, etc hacen de ella un arma de destrucción que lo único que va dejando son rastros de muertes y muertos en vida.
    Estoy deacuerdo contigo Sicodélica.
    Un saludo.

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