domingo, 20 de marzo de 2011

El coste de los sueños, Carmen Lomana

"No me quiero casar. Si me casase sería con un hombre del que estuviese muy enamorada, guapísimo, forradísimo, que me diese algo que no tengo, como un avión privado". Carmen Lomana.

HAY QUE JODERSE...

La tipa lo suelta así, como si nada, como si lo que estuviese diciendo fuera un pensamiento únicamente de ella, como si el sueño de las demás fuese acabar con un cocainómano, gandúl, maltratador y feo. Supongo que los sueños también se compran, que existen determinados sueños que algunos no podemos permitirnos, porque tendríamos que estirar demasiado de los ahorros de realidad e hipotecar nuestra cordura.

Pero el gesto es de por sí horrible, un recochineo, una forma asquerosa de recordar públicamente que ella no tiene por qué conformarse con un trabajo de mierda, una vida de restricciones constantes y un sueño límite de una hipoteca pagada y un marido fiel.

Se puede ser rico de muchas maneras, sin necesidad de hacer ostentación de la vacuidad y la frivolidad. He visto vagabundos pidiendo en las aceras con una sonrisa pintada en su boca mellada de yonki. He visto vagabundos con muchísma más clase que esta "señora".

Jódase, Carmen Lomana, hay virtudes que ni siquiera los más ricos pueden comprar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario