martes, 22 de marzo de 2011

Nosotros y ellos

Cuando nos quejamos de los moros, o los negros, o los sudamericanos, o, en definitiva, cualquiera que no comparta nuestras bases sociales, siempre solemos recurrir a "los derechos humanos" y "la democracia". Nos llenamos la boca pronunciando estas palabras, nos hinchamos como globos, orgullosos de ser el estandarte de la humanidad.

Que si los moros y los burkas, que si los negros y el hambre, que si los sudamericanos y la corrupción...

BLA BLA BLA. El mismo discurso en los labios de todos los europeos y norteamericanos.

"¡Qué grandes somos!" nos decimos los unos a los otros, pavoneándonos, al tiempo que señalamos desde nuestra cómoda postura a aquellos que juzgamos.

Todo lo que no sea igual que nosotros es malo. Porque tenemos los derechos humanos, oiga, y fuimos los primeros en implantar la democracia. "Nosotros elegimos", decimos en las tertulias. "Nosotros decidimos, el pueblo, que votamos".

BLA BLA BLA...

Creo que deberíamos hacer un examen de conciencia. Creo que se nos está quedando obsoleto y grande el discurso. Pretendemos asemejar el resto del mundo a nosotros, hacerlos iguales. Lo peor es que pensamos que nos merecemos ser ejemplo de algo.

Estamos en el Siglo XXI y seguimos solucionando problemas de fondo a cañonazos -lo llamamos "estar a la altura", según Zapatero-. Nos quejamos de los del burka, sí, de sus dirigentes y los terroristas, pero somos incapaces de ver que la incultura y la sociedad atrasada es el origen del fanatismo, y que NOSOTROS consentimos y promovemos ese fanatismo desde el mismo momento en que establecemos lazos económicos con los mismos a los que criticamos.

Es muy sencillo señalar con el dedo, llevarse cincuenta años comerciando con hijos de puta que controlan y empobrecen un país que, en función de sus recursos, debería ser más rico que nosotros, y luego dar la voz de alarma y enviar aviones a que lo maten cuando éstos empiezan a patalear.

"¡Un escándalo! ¡Qué cabrón!" gritamos, horrorizados.

Pero, no se engañen, señores. Es un cabrón ahora y lo era también hace cuarenta años. ¿O acaso Zapatero ignoraba de que Gadafi era un dictador? Desde luego, dada la reacción del gobierno, cuando le vendimos armas parecía que nuestros políticos ignorasen que lo era.

¿Es éste el modelo social que queremos exportar? ¿En serio pensamos que tenemos la legitimidad de dar ejemplo a otras sociedades?

La diplomacia, la democracia, los derechos humanos... Son disfraces con los que nos vestimos para disimular la verdadera cara de nuestra realidad. DISFRACES.

La población dice que NO A LA GUERRA y los políticos se lo pasan por los huevos. Porque allí hay petróleo, porque NOS CONVIENE, porque es una OPORTUNIDAD, no una guerra.

¿Eso es democracia, que se nos desoiga? ¿Tan diferentes somos nosotros y ellos?

Yo sé cómo es este mundo ahora, y es una mierda. Sin embargo, si todos nos imitasen, sería la misma mierda, pero apestaría más. Es una puta ironía, más que merecida, que Gadafi amenazase con atacar en el Mediterráneo apuntándonos con las mismas armas que nosotros le fabricamos y vendimos. Una cura de humildad, una lección de la que deberíamos aprender.

¿Somos ejemplo de qué?

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